viernes, 1 de marzo de 2013

No hay caso


A pesar de que los valores de las multas se quintuplicaron entre 2010 y 2012, la cantidad de infracciones creció en Bahía Blanca 14% en ese lapso.
Pasarse por un semáforo en rojo origina un castigo de 1947 peso (dejando de lado la ampliación de ese castigo resoluble por los jueces municipales en caso de reincidencia). A fines del 2010 eran 200 pesos de base (reductibles a la mitad si se abona previamente a la fecha de la audiencia).
Se podría demostrar así que la multiplicación del monto de las multas no incide en la disminución de ilícitos.
Ya 2011, con el 8 por ciento más de infracciones que un año antes, negaba ese propósito aún al haberse duplicado en ese tiempo los valores del 2010.



Faltaría comparar los ingresos comunales generados por ese rubro para estimar cómo habría variado la predisposición de los imputados a pagar de año en año.
Lo que sí es conjeturable es que aumentar los importes de las faltas no redunda en un mejoramiento de la inconducta de los vecinos. Sobre todo si se observan las grandes diferencias de capacidad de gasto de los diversos sectores: castigar por igual en moneda es una desconsideración de ese postergado y cada vez menos atendido problema social.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Duele

Los románticos tienen pleno derecho a sentirse defraudados. Aquellos que se comprometieron con un peronismo embanderado con la justicia social tienen motivos más que sobrados para amargarse.
No sólo por lo que hoy ocurre. Por la historia misma del movimiento.
Se dan situaciones cotidianas que desnudan las contradicciones entre la idea y la realidad. Sin ir al nivel mundial (o nacional, en todo caso) vivimos esos constrastes en continuado.
Poder moverse para ir a una escuela, al trabajo o a un hospital es una necesidad prioritaria en cualquier lugar del mundo. ¿Cómo puede entenderse que tras los topetazos ultraconservadores, los procesos dictatoriales, el fracaso de los proyectos populistas se derrame mansamente el humor más injusto? ¿Puede aceptarse que en la reposición del mandato a lo más parecido al peronismo siga sosteniéndose al "mercado" como el instrumento preciso de igualdad y justicia?
El intendente de Bahía Blanca acaba de duplicar el boleto del servicio de colectivos urbanos. Le va a agregar un subsidio para cubrir la ineludible rentabilidad (cerca de un 5% de lo que paga el usuario).
Volvemos a que se trata de una prestación que debería llenar una necesidad básica. Esa condición obliga a financiarlo entre todos los vecinos. No sólo sobre la gran mayoría que no tiene vehículo propio o facilidad de moverse en taxi. Lo que se justificaría es que se cubran los gastos a través del sistema impositivo y que los que más pueden ayuden al mérito de los que menos tienen.
El "mercado" (o sea, la oferta y la demanda actuando "libremente") podrán ofrecer resolución a los consumos menos importantes. No, a la vivienda, la movilidad, la educación o la salud.


La comuna local reclama 170 pesos mensuales, en promedio, por familia. La mitad se destina a sueldos. 
El costo sanitario bahiense es altísimo porque nunca se logró armonizar los desenvolvimientos del Municipal y del "Penna". Los dos prometen alta complejidad superponiendo prestaciones y presupuestos.
Hay otros varios factores que inciden en la gran masa de recursos que demanda el despliegue del municipio.
Habría que revisarlos de una buena vez.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Pobreza comunal

Hace algún tiempo escuchamos a un concejal bahiense decir: "Menos mal que hay un contador entre nosotros. Si no, ¿cómo hacemos para entender este proyecto de presupuesto?" Este edil (mandato vencido) es médico en su vida profesional.
La anécdota pinta la pobreza y fragilidad del principal organismo político de esta ciudad. Y seguramente es extensible a la gran mayoría de las comunas bonaerenses (en otras provincias las estructuras municipales son diferentes). No tienen asesores ni técnicos. Los concejos actúan sin asumir su rol de cabildos en los que se planteen el presente y el futuro urbano y regional.
¿Por qué el cuerpo político más representativo de una comunidad soporta tanta fragilidad institucional? Es nada menos que el encargado de controlar y corregir la producción del Ejecutivo local.




Esta conformación de gobiernos municipales  ha ido derivando a los Concejos en entes complementarios del departamento ejecutivo. Sería mucho más confiable tener al Intendente a la cabeza del Concejo y estructurar al ejecutivo como órgano favorecido para la continuidad de los desempeños: personal concursado y estable en todos los niveles. De los secretarios para abajo.
Los criterios políticos los fija el HCD. El Ejecutivo esboza alternativas de gestión que debe discutir con los colegios profesionales y poner a juicio de los concejales las metas y vías de acción.
De otro modo, como están dadas actualmente las cosas, la debilidad de municipio es creciente. Cada día es mayor la dependencia de los estamentos superiores y de los factores de poder anclados en su localidad.
Hoy, el gasto total autorizado para 2012 es cercano a los 3 mil millones. Es mucho: son casi 10 millones diarios. Si se toma en cuenta que no hay más de sesenta mil familias por sobre la línea de carencias, cada una está aportando, en promedio, más de 150 pesos diarios para hacer andar a la Municipalidad.

La Ciudad tiene que tomar las riendas.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Lo perdurable y deseable

Aldo Carlos Neri, bahiense, fue ministro de Salud de Alfonsín. Luego, diputado nacional (hasta 2005). Distinguido por la Organización Mundial del ramo (OMS), actualmente es vicepresidente de la Asociación Argentina de Políticas Sociales (www.aaps.org).



Recientes conceptos suyos refrescan los ideales de una democracia:

El país destina el 10 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI) a la salud pero hay mucho despilfarro. El 30 por ciento de ese gasto es en medicamentos y esto tiene poco que ver con la salud y las necesidades de la gente. Obviamente, de esta manera se restan recursos para otras actividades. Nosotros, históricamente, somos una sociedad muy consumidora de medicamentos y nos acercamos a los países que sobreconsumen.
Se gasta de más en curación de patologías que son prevenibles. Y no hablo de lo clásico como las enfermedades infecciosas, sino también de las tumorales y cardiovasculares controlables y prevenibles con medidas relacionadas a los hábitos y estilos de vida. Se utiliza mucho dinero en enfermos casi desahuciados, en terapias intensivas para que vivan poco tiempo más y en muy malas condiciones. Si bien la búsqueda del equilibrio es difícil, entiendo que esta realidad hay que discutirla en términos de políticas públicas. La salud pública es un servicio público ya sea estatal, privado, prepago o lo dé quien lo dé.
Venimos deformados por una mentalidad ultraliberal . Una ficción en la que nos quisieron hacer creer que las reglas del mercado podían aplicarse a una nueva salud y una nueva educación. Lo brinde el Estado o el privado, el servicio público que tiene que estar necesariamente regulado para cumplir objetivos de interés social. Salud y educación no pueden ser tributarias del mercado.
El mercado premia a la medicina de la especialidad, la alta tecnología y la competencia. No premia a la atención primaria.Lo correcto sería una atención adecuada y progresiva que resuelva el 80 por ciento de los problemas en el nivel primario y que derivará al especialista sólo aquello que resulte necesario.En nuestro marco esto es muy difícil: uno puede declamar la retórica de la atención primaria pero en la práctica es muy rudimentaria. Reitero, la lógica de la mercantilización invade también el sistema de obras sociales y de allí la diferencia de planes para el trabajador y su familia. Esto impide una organización progresiva tanto humana como científicamente válida de la medicina.

jueves, 8 de noviembre de 2012

El tiempo perdido

Quiero celebrar con todos los muchos que se me plieguen que hace 30 años empezaba a vivir por democracia. El irrepetible Raúl R. Alfonsín convocaba a construir un destino para alimentar, educar y curar. A todos. Más de la mitad de los votantes le creímos.
Nacía un dificilísmo camino hacia la dignidad. Y nada menos que en una sociedad con groseras diferencias étnicas y económicas. Una Argentina que no abandona su Boca River; que ahora tiene en el gobierno a  aquellos que dieron cuerpo a los sangrientos 70 con la soberbia desesperante de imponerse a toda costa.




Alfonsín antepuso el humanismo como bandera nacional. Su llamado pedía por el compromiso con una tarea común. Hoy, el estilo dominante genera constantemente conflictos, marginación y exclusiones. Tienen  que alimentar el River Boca: ayuda a fanatizar y disolver la razón.
Malpoblamos una nación de enorme superficie. Hemos disfrazado los costos sociales: una familia paga 3 pesos diarios en un centro urbano para darse agua potable; los transportes están fuertemente subsidiados; el peso presupuestario de un cuadro insólito de fuerzas de armadas y de seguridad es defenestrante.
Está la obligación de ordenarnos y crecer desalentando las diferencias. Se requieren proyectos realistas, distanciados de las urgencia electorales. Necesitamos casas de debate y proyección para tamizar las alternativas que nos impulsen hacia lo anhelable.

lunes, 8 de octubre de 2012

Argentina Positiva

Vamos a votar por gente a la que aceptamos como operadores de Democracia. Se trata de afiliados a  agrupaciones diversas pero que han mostrado compromiso notorio con nuestro horizonte social.

Silvia Vázquez proyectó y movilizó la ley de Medios. Hoy reclama del gobierno nacional que a tres años de la promulgación no se ha hecho nada (salvo nombrar a M. Sabatella en el ex Comfer y promover el "linchamiento" del grupo Clarín (textual de SV)). Lo pendiente es licitar, convocar, repartir licencias entre organismos comunitarios.
Leandro Despouy es Presidente de la Auditoría General de la Nación desde hace una década. Es figura de prestigio internacional en la defensa de los Derechos y Garantías. La facción gobernante busca ilegítimamente su desplazamiento. Vale la pena enterarse de su trabajo. Es lamentable que su partido, la UCR, no haga pública su actuación.
Esta votación se cierra con un cuadro vacío, que invita a proponer otro argentino destacado en este empedrado y cenagoso camino político.






sábado, 15 de septiembre de 2012

Cacerolas

Emotivas, impactantes, las concentraciones no programadas del jueves pasado le impusieron al gobierno el cansancio por la soberbia, la cerrazón, el atropello y la falta de respeto social.
Los actos tuvieron el valor de reunir sentimientos y expresiones que no encuentran actores en la escena política.
Las respuestas del elenco que acompaña a quien debería asumir la representación de todos han sido las esperadas: son los que no votaron a favor, son la clase media pudiente, los que apoyaron al proceso de reorganización, etc.
La realidad volvió a mostrar una Argentina dolorosamente dividida. En tanto, el oficialismo dibuja cifras de crecimiento y modernización. Al tiempo quese trata de desplegar un proyecto populista de clientelismo, disgregación y continuismo, la otra Argentina clama por seguridad, libertades y dignidad.


Es de esperar que lo vivido sea el arranque de la vías en que deberán encontrarse los dirigentes para lograr un acuerdo de metas básicas hacia la recomposición de la democracia, arriesgada sin medida por las autoridades actuales.
La defensa del modelo es la adhesión puntual a gestiones que tienen que ver con reparaciones insoslayables. El enjuiciamiento a los genocidas es uno de los ejes centrales. A l propio tiempo, no se habla de los grupos armados que promovieron la autocracia de los 70 como efecto de su desandar clandestino y sangriento.
El modelo destaca lo gubernamental en base a la legitimidad de la justicia sobre lo que no puede olvidarse. A la vez, desdeña el reclamo de quienes respetan los enjuiciamientos pero piden por las urgencias que no parecen interesar al gobierno: desigualdad, indefensión popular, asfixia de las libertades.
El poder actual se ha edificado sobre la acumulación de riquezas y su continuidad es el compromiso irrenunciable de quienes lo ostentan y sostienen para su execrable ventaja. Han debilitado nuestra democracia sin calcular el riesgo de disolución que se avizora.