lunes, 29 de enero de 2007

SOCIOPATÍA


“Mi unicornio azul, ayer se me perdió...”Empezaba a rezar la voz de Silvio Rodríguez y se sintió de fondo la exclamación de la multitud, conmovida por el sensualismo de aquella grabación en vivo.
Cuánto puede transmitirse una pasión. Tantos han hecho Historia contagiándola, sembrando ideas, promoviendo gestas.
Imaginé a Silvio y a otros grandes cubanos gritando y convenciendo de lo suyo en el Mundo. Da envidia tener una pasión que te llene y te empuje a vivir. Cuba es un gigantesco ejemplo de nacionalidad, con un compromiso popular que se ratifica en cada millonaria manisfestación convocada por su gobierno. Tienen una meta, tienen un método y un pueblo conciente del valor de las causas movidas entre muchos.
Envidia cierta. Porque enseguida me pregunté cuántos años hace que a nosotros no nos sacude una pasión común. ¿Veinte años? ¿Veinticinco?
Es muy difícil promover una causa cuando no se despierta ese ánimo. El maldito neoliberalismo se jugó a imponer una estrategia con argumentos falaces y control de la opinión pública. Pero sin pasión. El peronismo, quizá también con falsedades y prepotencia, supo arrancar una pasión. El alfonsinismo la inició con propuestas de ética y progreso.
Hoy estamos vacíos. Un sistema internacional arbitrado por los monopolios de la riqueza y la fuerza trata de seducir blandiendo contradicciones e inseguridad extrema. No va a llegar a nada. A nada bueno, por lo menos.
Evo Morales, Rafael Corral, Lula, son hoy pivotes de acciones populares que deben respetarse y defenderse. Y dejar que se extiendan, reforzando otras iniciativas democráticas, como la uruguaya o la chilena. Si tan sólo tuviéramos cómo...
Los medios de comunicación, los bancos, las grandes industrias y los enormes supermercados están en poder monopólico. Los partidos están deshechos. La confianza popular es insignificante. La gestión sindical nos avergüenza.
Se culpa a la dirigencia, a los políticos, a los jueces, a los que llenan los congresos.
A esta sociopatía le falta participación. Hay que bajar el trabajo ciudadano a los barrios y a las comunas. Generar nuevas agrupaciones políticas, más eficaces y representativas,. Y desarrollar instituciones que nucleen la gestión popular con mutualismo, cooperativismo y todas las formas solidarias que puedan demostrar eficiencia y racionalidad.

martes, 16 de enero de 2007

TEORIZAR LA ECONOMIA URBANA


Se trata de aplicar los criterios de las disciplinas de la sociedad, principalmente la Economía, a los problemas de las ciudades. Podrá abarcar los entornos regionales y macrorregionales.
Este contexto puede justificarse en la actual integración de los espacios nacionales, que ostenta desequilibrios o descompensaciones en perjuicio de las áreas más débiles.
Se estima que una estructura nacional será coherente cuanto más balanceado resulte en cargas y beneficios el cuadro de sus diversas geografías.
Las regiones, conformadas por espacios urbanos y rurales deberán llegar a dotarse de posibilidades económicas y financieras que ayuden a la eliminación de diferencias en atractivos y capacidades.
Opuestamente, la teoría tradicional es observadora de espacios homogéneos, con forzados continentes nacionales. Se apoyan las recomendaciones de política en conceptos globalizadores de macroeconomía que no distinguen diferencias interespaciales. Casi absolutamente, desdeñan herramientas de la historia, la sociología, o la antropología y se dedican a imaginar metas de equilibrio sostenido en base a doctrinas y mitos como la competencia perfecta o el homo economicus.
Muy poco de la teoría tradicional puede ser útil a la hora de las grandes ingenierías: las de la paz, la seguridad, la confraternidad mundial. Dilapidan esfuerzos en tratar de disfrazar las inequidades y mostrar sociedades irreales.
Ocultan las verdaderas fuerzas causantes del disloque mundial.
Asumir compromisos en democracia es encaminarse a la lucha por los valores permanentes: la libertad, la justicia, la solidaridad. Hay que dar vuelta lo que se viene haciendo y procurar construir una interpretación, una identificación de instrumentos y recomendaciones políticas útiles a la verdad.
A continuación, un objetivo para el trabajo de aquellos economistas más interesados en ayudar a las necesidades populares que al rédito creciente de unos pocos.
La Economía Urbana propone arrancar desde el pie, sin perder de vista el continente nacional y global.

Se pueden diferenciar planos de diagnóstico, interpretación y política. Paralelamente, ámbitos y agentes.

DIAGNÓSTICO
Es el producto de la concurrencia de las disciplinas del conocimiento social a la comprensión geohistórica de una región. Incluye el entendimiento particular de las localizaciones en ese espacio.
Habrá inteligencia sociológica, histórica, geográfica, arquitectónica, económica, organizativa para entender el pasado y proyectar el futuro.

INTERPRETACIÓN
Debe recalcarse el afán de distinguir los cuadros de fuerzas que operan en cada circunstancia actual o precedente. Toda situación sociopolítica es razón de las fuerzas operantes, las cuales pueden darse en un mismo plano que la de los poderes constitucionales o por encima de ellos. Obran no sólo a nivel internacional sino también local.
Esto se ha expuesto claramente en los esquemas de dominación propios de F. Perroux, R. Prebisch, etc.

POLÍTICAS
Son las decisiones que procuran ajustar las condiciones geohistóricas a proyectos de progreso y reivindicación.
Se reconocen niveles urbanos, regionales, provinciales y nacionales (según el cuadro institucional típico).
Son resultado de la aplicación de criterios que obedecen a la composición de las fuerzas de poder características de cada área, como se planteó en Interpretación.

PROYECCIÓN
Las propuestas de teoría y política (económicas, sobre todo) carecen de respeto hacia la auténtica composición geohistórica de las naciones. Asumen espacios homogéneos, modelan uniformemente sin distinciones particulares y se lanzan a una macroeconomía que alimenta preocupaciones globales (inflación, consumo, etc.). Desprecian causas históricas y evaden consideraciones de desequilibrios del poder.
La Economía Urbana alienta volcarse a la base e ir desde los microespacios, recomendando un exhaustivo análisis de sus fuerzas determinantes. No nos referimos a la microeconomía de la unidad empresaria sino a los ámbitos de interrelación de productores, consumidores, representantes sectoriales y entes públicos.

ÁMBITOS
Considera la esfera de actividades privadas y públicas, las que pueden distinguirse en endógenas y exógenas.
Habrá desarrollos productivos y/o serviciales, en ambas esferas.
La endogeneidad se refiere a la entidad de fuentes propias en la producción o los servicios.
Cada región cuenta con sus ventajas comparativas, las cuales deberán enaltecerse en un programa nacional de reivindicaciones. Esos atributos se identifican con las dotaciones humanas y naturales del área.
Se requiere que se vote por un cuadro de objetivos, a propuesta de los entes políticos, al cual responderán las estrategias puntuales.

AGENTES
Son públicos, privados o mixtos. Se distinguen en propios o foráneos (éstos, cuando residen afuera del espacio de interés). Más que de individualidades corresponde pensar en agrupaciones de mayor o menor representatividad.
Cada región estará caracterizada por una matriz agencial determinada.
La Economía Urbana diferencia a los agentes en sus funciones. La mayoría absoluta corresponde a los consumidores. Todos lo somos, tarde o temprano. Del lado de la oferta o la producción están los empresarios, organizadores de la gestación de bienes físicos o de servicios. A ellos está dedicado abrumadoramente la teoría tradicional. Todo lo resuelve la oferta. La demanda responde según su capacidad de estar en el mercado, su solvencia.
Dentro de ese contexto conocido, las decisiones primordiales son ejecutadas por los oferentes.
Ese es el gran defecto. Si la economía está planteada como un necesario equilibrio entre oferta y demanda, modificado por efectos innovadores o destructivos, por qué se otorga a la demanda un papel tan residual, quieto.
La alternativa es activar la gestión de los demandantes a través de formas cooperativas, que tendrán entidad local y regional; que unificarán criterios de demanda y prestarán a los oferentes el balance imprescindible para reducir riesgos y costos e imprevisibilidades.
Por otra parte, ha sido vendiéndole al Estado (monopsonio, en este caso) como se consolidaron las grandes corporaciones internacionales. Es un ejemplo contundente de los beneficios sociales de cooperativizar el consumo.

MARCO PROPICIO
La democracia está trabada por el peso de instituciones corruptas. La monopolización dominante en el mundo concentró riquezas y poderes que desvirtuaron los caminos a la paz social.
Tenemos que volver a pensar qué será lo mejor.
La división de poderes que habría garantizado democracia es falsa. Porque el sistema presidencial es unitarista;
los gobernadores lo son también en sus espacios. Los congresos están ocupados por legisladores permanentes que niegan representatividad al sistema y anulan la potencialidad asambleística a las cámaras. La extensión en la función de los jueces tampoco garantiza justicia. Más bien, alienta prebendas.
Hay justos reclamos por la falta de legitimidad del sistema electoral (listas “sábana”, candidatos que no conoce el público, falta de exigencias de capacitación en funcionarios).
El aparato estatal ha crecido desmesuradamente y es desalentadora su voracidad fiscal. Todo el sistema confluye en beneficio de los más pudientes y en desprecio de la infancia y la ancianidad.

La propuesta de la Economía Urbana de partir de las bases tiene que ver con un cambio profundo en el esquema institucional. Habrá que encontrar los instrumentos más aptos para recuperar confianza pública. Construir la credibilidad desde abajo con genuinidad en los representantes y adecuados controles de gestión.
Casi nada.

domingo, 14 de enero de 2007

MORAL Y DERECHO


El título corresponde a la reciente película acerca de la confrontación entre los intereses de las tabacaleras y los que elevan proyectos agitando banderas del sufrimiento de los fumadores.
Gracias por Fumar se despliega sin mostrar resolución del conflicto.
Como muchas buenas producciones la denuncia tiene un valioso tejido sociopolítico. No solo se la ligan las tabacaleras, sino también las armas y el alcohol.
El personaje central no escatima esfuerzos en pos de argumentos que ayuden a responder, o a desviar, las acusaciones contra quienes promueven el consumo masivo de cigarrillos.
La industria insiste en que fumar es una decisión individual. Es la educación el instrumento al que corresponde disminuir o anular la actitud de los consumidores.
Se sabe que se ha castigado pecuniaria y fuertemente al sector en merito a los costos sanitarios públicos forzados por la atención de enfermedades derivadas del uso del cigarrillo.

Así la película como la realidad enseñan que la situación es irremediable.
Pero, por la naturaleza del hecho, se esta frente a esquemas que se repiten toda vez que la legislación pretende avanzar en los terrenos de la moralidad. No podrá haber una ley que decida legítimamente por el fumador, ni por el conductor que no usa cinturón de seguridad, ni el motociclista que se niega a usar casco.
Esa es una cuestión que la democracia no alcanza a poner en claro.
Se pueden imponer leyes en toda situación en la que se afectan intereses opuestos. Cabe la ley cuando la inconducta de alguien daña el derecho de otros.

No se legislará toda vez que corresponda definir a partir del libre albedrío.
Se pueden reclamar por las consecuencias dolosas de actos impropios. Pero no se puede exigir que las personas adopten decisiones circunscriptas a la individualidad, que debe estar rigurosamente defendida por las instituciones.
Este tema muestra una de las facetas de mayor debilidad de las democracias. Es un interregno entre lo deseable y el fascismo.
Se requerirá una educación inteligente para hacer que en la escuela o en la universidad sea materia de todos los días el progreso de la vida en sociedad.

jueves, 11 de enero de 2007

LA COOPE ESTÁ EN DEUDA


La Cooperativa Obrera nació en Bahía Blanca hace 86 años. Grupos de vecinos se asociaron para llenar necesidades en mejores condiciones. Empezaron con el pan...y todo este tiempo después permite mostrar un desarrollo empresario descomunal. Es la segunda cooperativa de consumo en el orden americano de las de mayor tamaño. Es bastante cercano el número de sucursales al de la edad del emprendimiento.

La Coope se maneja a través de un Consejo de Administración que resuelve estrategias y momentos y un cuerpo de gerentes aplicados a ejecutar esas decisiones. Así lo pide la ley de cooperativas.

Pero, la cosa está al revés.

Un propósito vecinal que permite aunar posibilidades para mejorar la capacidad individual de compra se ha transformado (o, deformado) en una cadena de almacenes y supermercados extendida en toda la región, que regentea un suntuoso paseo (el de Sarmiento al 2000) y ostenta una enorme diversidad de productos y marcas que esperan el favor adquisitivo de los socios.

Todo esto da pie a imaginar una estructura empresaria con cargosos costos de stock, publicidad, personal, bienes de uso, edificios, etc., etc. Obviamente, ese peso incide en la diferencia entre el precio de compra y el de distribución (como se debe llamar a la venta bajo forma cooperativa). Además, los requerimientos de inversión (nuevas casas, actualización de las existentes...) también gravan el excedente entre costo y precio de mostrador.

Es que enfrente están las firmas internacionales que lucran con los bienes que también ofrece la Coope: Wal- Mart, Súper Vea, Norte (Carrefour). Y estamos forzados a competir.

¿Por qué está dado vuelta nuestro sueño? Porque para gozar de los beneficios del cooperativismo de consumo, vivienda, etc., deberíamos haber actuado al revés, siempre. O sea, establecer qué queremos, ir a buscar precios y calidades, definir la compra. De paso, los productores muy felices por anticipar qué vender, a cuánto y en qué momento entregar. Este es el equilibrio que se vuelve imprescindible para salvar a la monopolizada economía de mercado. Difícilmente pueda haber otro que evite que esta corrupción asfixie nuestra pobre democracia económica.

¿Qué tal si la Coope convoca a todos los que piensan hacerse de un cierto tipo de bien, en un cierto momento, y se planta ante los fabricantes reclamando el mejor precio? Esa es la esencia de la fuerza cooperativa de compra. La inteligencia radica en estructurar esa ingeniería de aprovisionamiento, más que en desparramarse en sucursales, burocracias, elites.

¿Habrá tiempo para ponerse de acuerdo en este tema? La Cooperativa Obrera nació en Bahía Blanca hace 85 años. Grupos de vecinos se asociaron para llenar necesidades en mejores condiciones. Empezaron con el pan...y todo este tiempo después permite mostrar un desarrollo empresario descomunal. Es la segunda cooperativa de consumo en el orden americano de las de mayor tamaño. Es bastante cercano el número de sucursales al de la edad del emprendimiento.

La Coope se maneja a través de un Consejo de Administración que resuelve estrategias y momentos y un cuerpo de gerentes aplicados a ejecutar esas decisiones. Así lo pide la ley de cooperativas.

Pero, todo esta dado vuelta.

Un propósito vecinal que permite aunar posibilidades para mejorar la capacidad individual de compra se ha transformado (o, deformado) en una cadena de almacenes y supermercados extendida en toda la región, que regentea un suntuoso paseo (el de Sarmiento al 2000) y ostenta una enorme diversidad de productos y marcas que esperan el favor adquisitivo de los socios.

Todo esto da pie a imaginar una estructura empresaria con cargosos costos de stock, publicidad, personal, bienes de uso, edificios, etc., etc. Obviamente, ese peso incide en la diferencia entre el precio de compra y el de distribución (como se debe llamar a la venta bajo forma cooperativa). Además, los requerimientos de inversión (nuevas casas, actualización de las existentes...) también gravan el excedente entre costo y precio de mostrador.

Es que enfrente están las firmas internacionales que lucran con los bienes que también ofrece la Coope: Wal- Mart, Súper Vea, Norte (Carrefour). Y estamos forzados a competir con los caprichosos del mundo.

¿Por qué está dado vuelta nuestro sueño? Porque para gozar de los beneficios del cooperativismo de consumo, vivienda, etc., deberíamos haber actuado al revés, siempre. O sea, establecer qué queremos, ir a buscar precios y calidades, definir la compra. De paso, los productores muy felices por anticipar qué vender, a cuánto y en qué momento entregar. Este es el equilibrio que se vuelve imprescindible para salvar a la monopolizada economía de mercado. Difícilmente haya otro que alivie la corrupción económica que asfixia esta democracia.

¿Qué tal si la Coope convoca a todos los que piensan hacerse de un cierto tipo de bien, en un cierto momento, y se planta ante los fabricantes reclamando el mejor precio? Esa es la esencia de la fuerza cooperativa de compra. La inteligencia radica en estructurar esa ingeniería de aprovisionamiento, más que en desparramarse en sucursales, burocracias, elites.

¿Habrá tiempo para ponerse de acuerdo en este tema?

lunes, 8 de enero de 2007

LOS BAHIENSES FRENTE AL 2007 ELECTORAL


¿Qué es lo que creemos que debería proponer una plataforma electoral a los bahienses?
Se trata de elegir un programa que pueda cumplir la meta de que la Municipalidad, con su historia y sus recursos, favorezca la reivindicación de los vecinos más angustiados. A la vez, en el otro extremo, que pueda atraer a los inversores merced a una imagen proyectada de modernidad.
La plataforma deberá partir de un diagnóstico, rescatar las herramientas eficaces y desistir de objetivos y recursos ineficientes.
¿Cuál sería el diagnóstico actual? Se respetará la obligada actitud de salvar las cuentas y llegar a las principales urgencias populares, superando hiperinflaciones y toda restricción consecuente (además de las desventajas de ser comandada por una bandera mayoritariamente opuesta a la del gobernador).
El partido de Bahía Blanca muestra diversas estructuras que fuerzan a ser mancomunadas en una gestión de gobierno. Es decir, en términos genéricos, la infraestructura civil y la productiva. La primera engloba las condiciones y medios que la hacen vivible. La otra, los recursos que proveen la reproducción del capital humano y económico- financiero.
La obra pública ha pagado el desajuste expresado en inflación y sufrido en la situación de los más pobres y más débiles. Hay vivienda insatisfecha, desempleo significativo, obras públicas deficitarias y perentorias y un sistema de transporte público que se hace insostenible por vía del mercado (o sea, el boleto pagado por el usuario). Se cuenta con un aparato sanitario excesivo (dos hospitales públicos de gran magnitud) y una profusa actividad médica privada.
En la esfera de la producción, la economía bahiense se está haciendo cargo de un pasado de créditos caros y usura. No contamos con una base industrial que ayude a encontrar empleo para la demanda joven (o el mejoramiento de los ya ocupados). La actividad predominante es la de servicios, lo que influye en que la Ciudad sufra una fuga constante de ahorros.
Como marco, pertenecemos a un sur bonaerense siempre relegado. Esta Provincia está mal estructurada y debería separarse el Gran Buenos Aires ligándolo a la Capital Federal. Esto liberaría a La Plata de una carga descomunal y permitiría repartir mejor dentro del interior provincial. Es innegable que el Conurbano es mucho más familiar a la Capital que al resto del estado provincial. Lo hemos anticipado más abajo.
Por lo tanto, debemos asumir la necesidad de reformular el entorno regional, reforzando compromisos comunes a los distritos del sudoeste, como el caso de la provisión hídrica o la gestión a favor del turismo.
En materia específica municipal, hay que repensar la situación. Significa valorar en qué medida los gastos comunales están orientados a las metas más valiosas. En este orden es muy importante la suerte del sistema de transporte de pasajeros. Es innegable que el “mercado” no lo puede sostener. Ni cerca. El esquema cubre necesidades populares (ir al trabajo, a educarse o a curarse) y muchas veces el que lo reclama no tiene cómo pagar. Habrá que rediseñar los circuitos, alejar las paradas del microcentro para aliviar el tránsito incontrolable y financiarlo a través del esquema impositivo. O sea, que cubran los que tienen aquello que los carenciados necesitan. Aunque más no sea por la ansiada seguridad civil.
Esta decisión llevaría a replantear seriamente el Presupuesto bahiense (una vez que pudiera concederse la reforma a nivel provincial), reorientando las erogaciones para no plantear de entrada una mayor demanda de ingresos municipales.
La cuestión sanitaria es otra prioridad. Hay que armonizar las prestaciones del efector municipal y del regional. Distribuir la atención de agudos y crónicos, principalmente. No es equivocado decir que Bahía Blanca pueda ser una de las ciudades con el sistema de salud más caro del País.
¿Quiénes propondrán plataformas? Los partidos se han viciado por las urgencias de un calendario electoral que engulle comicios cada dos años. Se trata de poder responder con listas que resuelvan disputas internas que, más que nada, vienen promoviendo figuras antes que ideas.
La solución vendrá de la reformulación de agrupaciones, pocas y buenas, que tengan base sólida vecinal y lazos regionales. Que empujen a individuos con representatividad y capacitación. Y que alienten permanentemente a la participación.
La democracia es un estado dinámico y cambiante que debe ajustarse a cada momento para responder a los reclamos populares y corregir seriamente toda desvirtuación que ahogue las justas pretensiones de libertad, paz y progreso.

viernes, 5 de enero de 2007

BUENOS AIRES, DE NUEVO


La provincia de Buenos Aires está partida en dos mundos muy diferentes. El conurbano, quizá inseparable de la Capital Federal, con sus 10 millones de habitantes, y el resto provincial: extenso, despoblado.

Ese segundo mundo bonaerense integra y aporta a un estado demasiado inequitativamente.

La mayor parte del presupuesto votado en La Plata tiene que ocuparse de los dramas del Gran Buenos Aires, ya sea con fines de seguridad, justicia, educación o emergencias sociales. El otro centenar de partidos reclama, con suerte según bandería política circunstancial, por el saldo mínimo restante.

Recomponer Buenos Aires es una cuestión de equidad política. Hay que dividir el territorio en el Conurbano, que deberá ligarse definitivamente con la Capital Federal, y el otro continente provincial, dando lugar a dos estados. Ese tema merece ser debatido y resuelto a la brevedad.

En materia constitucional, la justicia y la seguridad no pierden ninguna actualidad. Este es un abanico de problemas que va desde el trágico sistema carcelario, abarcando su incapacidad física y doctrinaria para la recuperación y el castigo, hasta la legislación que pretendidamente pueda afirmar un esquema de justicia.

Hay temas legislativos puntuales que no son llevados a la arena parlamentaria o partidista. Por caso, la justicia de faltas, cargada a espaldas de la Provincia y los municipios. ¿Cómo puede seguir sosteniéndose un sistema de castigos, dando por supuesto que todos los bonaerenses tenemos una misma capacidad económica?. No es otra cosa el penar con dinero las infracciones de tránsito, transporte, comercio, industria, etc. Donde se renuncia a la equidad, se deja de ser justo.

¿Podrá ser lo mismo un castigo de 200 pesos por un cruce de semáforos en rojo para un infractor pobre como para uno rico?. Porque en la base de esa legislación está el suponer que un peso puede doler lo mismo a quien mucho puede como a quien nada tiene. Eso está todo mal. Fundamentalmente, a medida que han aumentado groseramente las diferencias entre ricos y pobres.

Debería castigarse teniendo en cuenta la habilitación dada por la sociedad, sea a un comerciante, a un conductor o a un servidor público. Por ejemplo, acortar el periodo de renovación de la licencia de conductor a quien infringe una disposición de tránsito.

En el drama policial y carcelario, el derecho se basa excesivamente en las responsabilidades individuales. Eso no está bien. Como la sociedad toda, la familia tiene que ser la célula primaria. Por lo tanto, que quien comete delito sepa que está comprometiendo ante todos a sus padres, sus hijos, su gente. El estilo actual individualiza demasiado al criminal. Hay que envolverlo pesadamente en su entorno familiar. Que sienta la vergüenza de hacer pública a su familia. Ese es el sentido de culpa que debemos recuperar y fortalecer para consolidarnos socialmente.

En otro plano, Buenos Aires impuso la Verificación Técnica Vehicular (VTV) en su territorio. Se multa a los conductores que no cumplen con la ley. Pero: ¿no resulta irrisorio que estén circulando a la par un auto con patente bonaerense, obligado a la VTV, con otro que no arriesga penas por ser de otra provincia? La ley de la VTV es valiosa. Pero es obvio que tiene que ser de cumplimiento nacional.

Hay distintas urgencias que habrá que estudiar y valorar, proponiendo soluciones a los reclamos de una Argentina mortificada por la corrupción y el desencuentro.

martes, 2 de enero de 2007

PRESENTACIÓN


Democráneos convoca al trabajo en común para comprender nuestro presente urbano. Nos reunimos por el interés de confirmarnos como parte de esta comunidad, para saber cómo y por qué llegamos a lo actual.
Es desde la base que podremos entender y mejorar nuestras posibilidades, agregando solidaridad, justicia y comprensión a la vida en vecindad. Comprometámonos con la comunidad más inmediata, con nuestra Ciudad.
El presente político comunal es ineficaz. El gobierno está mal organizado. Se está lejos de una representatividad deseable. Los partidos se vaciaron y se improvisa a dirigentes y funcionarios.
La universidad está distante de las urgencias vecinales y es muy pobre el vínculo con la región. La dirigencia, que engloba a empresarios, gremialistas, profesionales y docentes se empobrece sin pausas. No hay voluntad de saber los auténticos resortes del poder: el sistema global nos embriaga con todo su andamiaje ideológico. Se potencia el no te metás o el algo habrán hecho.
Un intendente a cargo del Ejecutivo agrava la incomunicación de funcionarios y partidos de base. El concejo deliberante renuncia a su naturaleza de cabildo de las voces políticas y se limita a los sí o no al mandamás de turno.
Tenemos que estudiar todos los entes y mecanismos que caracterizan y dan dinámica a la vida urbana. Estamos acostumbrados a que todo se resuelva desde arriba. Así, perdemos identidad comunal y peso político.