domingo, 28 de septiembre de 2008

Cómo somos los bahienses


Se difundió una encuesta de la consultora Cepeda-Belfiore y Asociados para el diario "La Nueva Provincia" , sobre la base de 200 personas que residen en Bahía Blanca.
Nueve de cada diez bahienses están contentos de vivir en la Ciudad.
Un 17,5% opina que lo mejor reside en la calidad humana de los vecinos y en las personas solidarias, mientras que el 12,5% destaca el hecho de ser aún una ciudad tranquila (aunque, curiosamente, el 15,5% dice que la inseguridad es lo peor).
Entre otros puntos positivos, el 10% resalta el hecho de que "todos se conocen" y el 8% hace hincapié en la existencia de universidades y buenas opciones de estudio.
Un 6% afirma que lo mejor reside en sus lugares de esparcimiento y el 5,5% valora su ubicación geográfica, cercana al mar y a las sierras.
La actividad cultural resulta destacada por un 4%, mientras que el 3% señala los bajos niveles de desocupación y la existencia de un centro comercial atractivo.
En cuanto a lo peor, un 15,5% habla de la inseguridad, al tiempo que otro 15% se inclina por el estado del medio ambiente.
Un 9,5% alude al caos en el tránsito, el 9% a la falta de limpieza y un 8,5% a la presencia de gente soberbia, poco solidaria y a la existencia de una "sociedad feudal".
Otras opiniones negativas son: polo petroquímico muy cercano a la ciudad (7,5%), falta de opciones de entretenimiento (7%), grupos cerrados (6,5%), clima (6%), estado de las calles (4,5%) "caretaje" ( se presta atención al qué dirán)(4%).
Sobre la principal virtud de los bahienses, el 39% remarca el hecho de ser solidarios, desprendidos y serviciales cuando la comunidad lo necesita, el 10% responde la amistad, cordialidad y calidez y, el 7,5%, la condición de familieros.
Otras respuestas son: honestos y buena gente (4,5%), emprendedores y con deseos de avanzar (2%), buenos deportistas (1,5%) y quieren a la ciudad/localistas (1,5%).
En cuanto al principal defecto, las opiniones se distribuyeron de la siguiente manera: cerrados, desconfiados, antipáticos y prejuiciosos (38,5%), se vive de la apariencia, elitistas y materialistas (18,5%), prepotentes, soberbios, agrandados y arrogantes (11%), no se cuidan los espacios públicos ni la limpieza (10%), egocéntricos e individualistas (9,5%), poco emprendedores (4,5%), y otros como falta de respeto en el tránsito e imprudentes, falta de conciencia, despreocupados (5%).
Más allá de los errores a los que pueden llevar las generalizaciones, más allá de que cada persona es un mundo en sí misma, y más allá de las interpretaciones, pensarnos como bahienses es una forma de ir recobrando o manteniendo nuestra identidad.
Defectos y virtudes, esperanzas y frustraciones, alegrías y tristezas, conforman las personalidades de cada uno de los habitantes de esta ciudad y de otras.
La realidad bahiense parece responder en gran medida a los cánones de aquellas ciudades que se ven hostigadas con climas, al menos, difíciles.
Si bien no existe un estudio específico sobre la influencia del clima en los bahienses, se explicó que los vientos constantes producen irritabilidad y mal humor.
Además, el viento norte en verano genera una fuerte disminución en los niveles de confort de los que gozan los bahienses.
En esta zona predominan los vientos norteños y noroestinos.
En el plano de las principales virtudes, surge: "solidarios, desprendidos y serviciales", 39,04 %
La encuesta confeccionada por "La Nueva Provincia" culmina con la señal de que hay una necesidad casi unánime de que la ciudad comience a fructificar en nuevos líderes.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Los por qué de tanta corrupción


Es desalentador escuchar a cada rato sobre los actos de corrupción dominantes en la función pública. Que hay que ser muy "pirata" para sobreponerse a las "camas" con las que te ametrallan en cualquier cargo cercano a una fuente de coima. O de un trampolín de progreso político.
Es aplastante. Y, quizá, universal.
Una vez que los planteles de gobierno (nación, provincia o municipios)se infestaron de corruptela, la epidemia cunde. ¿Cómo dejar de pensar que seguirá así para siempre?¿Habrá alguna alternativa? ¿Alguna salida a la inmundicia?.
La respuesta es siempre: democracia. Velada de ingenuidad o de pelotudez, esa esperanza mantiene su vigencia.
No será fácil. Hay que recuperar la militancia. Canalizada a través de agrupaciones, por supuesto. Partidos vaciados, desmantelados por los grandes intereses que han controlado la mayoría de los medios de comunicación, han dejado de cumplir su estratégico papel.
No hay mediación entre la gente y los orientadores de la opinión. La TV angustia, mete dudas y miedos. Los diarios tradicionales espantan e inmovilizan. Agigantan el escenario de corrupción y reclaman más represión.
Y los que creemos que la Vida merece ser honradano podemos dejar de pedir más democracia. Más actividad, más control popular. Ir hacia municipios representativos de la comuna y no de grupos electoralistas de despliegue nacional. Reorganizar provincias con federalismo pleno, fuerzas de seguridad sanas y eficaces; universidades comprometidas con el diseño y el destino patrio. Partidos que formen dirigencia y que maduren doctrina.
Tenemos una poderosa oportunidad sudamericana. Forjémosla y reafirmemos nuestro espacio en el Mundo, que será para bien de Todos.