domingo, 24 de febrero de 2008

USURPACIÓN


Convertirse en dueño de la calle es usurpatorio. Hacerse propietario del acceso al garaje de una vivienda es ilícito.
La legislación bonaerense más reciente sobre tránsito impone que debe conseguirse la autorización municipal para hacer uso del acceso al garaje residencial sólo en horarios específicos y reducidos. Esto quiere decir que el ocupante de una casa con acceso para autos puede obtener permiso para disponer del tramo de la calle que ayuda a entrar a su garaje en los horarios en que la Municipalidad le favorezca.
En nuestro macrocentro, ligado al crecimiento irreflexivo del parque automotor y al circuito de los colectivos (que dejan y levantan gente en pleno centro), la usurpación de las entradas a los aparentes garajes (debe haber muchos que o no tienen coche o usan ese espacio para otros propósitos) complica el estacionamiento y la vida apacible de los conductores.
Esta introducción nos permitió esbozar diversos temas de análisis.
Uno: espacios públicos apropiados por ocupantes de viviendas unifamiliares con acceso de autos. Aquí hay que hacer respetar la ley. Se tiene que conseguir la autorización comunal para que en determinadas horas nadie estacione en ese lugar. Quedan, por ahora, fuera del tema los accesos a empresas y residencias multifamiliares.
Dos: el aumento ingobernado del volumen urbano de autos. Si se tiene en cuenta que cualquier auto en aptitud de circular significa la pérdida de por lo menos mil pesos mensuales de capacidad de gasto para su tenedor, es irracional adquirir un rodado “para buscar los chicos al Jardín” o metas similares. La ilusión de poseer un auto debe contrastarse irremediablemente con esos mil pesos (como mínimo) que se pierden cada mes de ser gastados en otra cosa.
Tres: el servicio de taxis y remises en esta Ciudad es desparejo y caro. No hay regulación municipal que ayude a que el propietario del taxi tome en serio su inversión, mantenga actualizada la unidad, respete la situación de sus choferes (que manejan 12 o 14 horas diarias en medio de todo el stress urbano). En Bahía Blanca, un taxi llega a significar fácilmente 10 a 15 mil pesos de ingreso bruto por mes (según la parada). Descontando los 4 mil que puedan llevarse los choferes, queda un monto importante como para renovar a 0 km el taxi cada cinco años. Máxime, con las tarifas actuales.
Cuatro: los colectivos no deben circular por el microcentro. Deberían hacerlo a dos cuadras del mismo, por ejemplo. Eso aliviaría en mucho el tránsito más denso.
(¡Ah! Se cumple lo que previmos hace cinco años. Dejar que el pago individual del boleto sea la forma de financiar el sistema intraurbano de transporte está llevando aceleradamente a su monopolización).
Lo expuesto nos induce a reclamar que todos: Municipalidad, taxistas y vecinos ordenemos el drama del tránsito local.