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lunes, 8 de enero de 2007
LOS BAHIENSES FRENTE AL 2007 ELECTORAL
¿Qué es lo que creemos que debería proponer una plataforma electoral a los bahienses?
Se trata de elegir un programa que pueda cumplir la meta de que la Municipalidad, con su historia y sus recursos, favorezca la reivindicación de los vecinos más angustiados. A la vez, en el otro extremo, que pueda atraer a los inversores merced a una imagen proyectada de modernidad.
La plataforma deberá partir de un diagnóstico, rescatar las herramientas eficaces y desistir de objetivos y recursos ineficientes.
¿Cuál sería el diagnóstico actual? Se respetará la obligada actitud de salvar las cuentas y llegar a las principales urgencias populares, superando hiperinflaciones y toda restricción consecuente (además de las desventajas de ser comandada por una bandera mayoritariamente opuesta a la del gobernador).
El partido de Bahía Blanca muestra diversas estructuras que fuerzan a ser mancomunadas en una gestión de gobierno. Es decir, en términos genéricos, la infraestructura civil y la productiva. La primera engloba las condiciones y medios que la hacen vivible. La otra, los recursos que proveen la reproducción del capital humano y económico- financiero.
La obra pública ha pagado el desajuste expresado en inflación y sufrido en la situación de los más pobres y más débiles. Hay vivienda insatisfecha, desempleo significativo, obras públicas deficitarias y perentorias y un sistema de transporte público que se hace insostenible por vía del mercado (o sea, el boleto pagado por el usuario). Se cuenta con un aparato sanitario excesivo (dos hospitales públicos de gran magnitud) y una profusa actividad médica privada.
En la esfera de la producción, la economía bahiense se está haciendo cargo de un pasado de créditos caros y usura. No contamos con una base industrial que ayude a encontrar empleo para la demanda joven (o el mejoramiento de los ya ocupados). La actividad predominante es la de servicios, lo que influye en que la Ciudad sufra una fuga constante de ahorros.
Como marco, pertenecemos a un sur bonaerense siempre relegado. Esta Provincia está mal estructurada y debería separarse el Gran Buenos Aires ligándolo a la Capital Federal. Esto liberaría a La Plata de una carga descomunal y permitiría repartir mejor dentro del interior provincial. Es innegable que el Conurbano es mucho más familiar a la Capital que al resto del estado provincial. Lo hemos anticipado más abajo.
Por lo tanto, debemos asumir la necesidad de reformular el entorno regional, reforzando compromisos comunes a los distritos del sudoeste, como el caso de la provisión hídrica o la gestión a favor del turismo.
En materia específica municipal, hay que repensar la situación. Significa valorar en qué medida los gastos comunales están orientados a las metas más valiosas. En este orden es muy importante la suerte del sistema de transporte de pasajeros. Es innegable que el “mercado” no lo puede sostener. Ni cerca. El esquema cubre necesidades populares (ir al trabajo, a educarse o a curarse) y muchas veces el que lo reclama no tiene cómo pagar. Habrá que rediseñar los circuitos, alejar las paradas del microcentro para aliviar el tránsito incontrolable y financiarlo a través del esquema impositivo. O sea, que cubran los que tienen aquello que los carenciados necesitan. Aunque más no sea por la ansiada seguridad civil.
Esta decisión llevaría a replantear seriamente el Presupuesto bahiense (una vez que pudiera concederse la reforma a nivel provincial), reorientando las erogaciones para no plantear de entrada una mayor demanda de ingresos municipales.
La cuestión sanitaria es otra prioridad. Hay que armonizar las prestaciones del efector municipal y del regional. Distribuir la atención de agudos y crónicos, principalmente. No es equivocado decir que Bahía Blanca pueda ser una de las ciudades con el sistema de salud más caro del País.
¿Quiénes propondrán plataformas? Los partidos se han viciado por las urgencias de un calendario electoral que engulle comicios cada dos años. Se trata de poder responder con listas que resuelvan disputas internas que, más que nada, vienen promoviendo figuras antes que ideas.
La solución vendrá de la reformulación de agrupaciones, pocas y buenas, que tengan base sólida vecinal y lazos regionales. Que empujen a individuos con representatividad y capacitación. Y que alienten permanentemente a la participación.
La democracia es un estado dinámico y cambiante que debe ajustarse a cada momento para responder a los reclamos populares y corregir seriamente toda desvirtuación que ahogue las justas pretensiones de libertad, paz y progreso.