martes, 16 de enero de 2007

TEORIZAR LA ECONOMIA URBANA


Se trata de aplicar los criterios de las disciplinas de la sociedad, principalmente la Economía, a los problemas de las ciudades. Podrá abarcar los entornos regionales y macrorregionales.
Este contexto puede justificarse en la actual integración de los espacios nacionales, que ostenta desequilibrios o descompensaciones en perjuicio de las áreas más débiles.
Se estima que una estructura nacional será coherente cuanto más balanceado resulte en cargas y beneficios el cuadro de sus diversas geografías.
Las regiones, conformadas por espacios urbanos y rurales deberán llegar a dotarse de posibilidades económicas y financieras que ayuden a la eliminación de diferencias en atractivos y capacidades.
Opuestamente, la teoría tradicional es observadora de espacios homogéneos, con forzados continentes nacionales. Se apoyan las recomendaciones de política en conceptos globalizadores de macroeconomía que no distinguen diferencias interespaciales. Casi absolutamente, desdeñan herramientas de la historia, la sociología, o la antropología y se dedican a imaginar metas de equilibrio sostenido en base a doctrinas y mitos como la competencia perfecta o el homo economicus.
Muy poco de la teoría tradicional puede ser útil a la hora de las grandes ingenierías: las de la paz, la seguridad, la confraternidad mundial. Dilapidan esfuerzos en tratar de disfrazar las inequidades y mostrar sociedades irreales.
Ocultan las verdaderas fuerzas causantes del disloque mundial.
Asumir compromisos en democracia es encaminarse a la lucha por los valores permanentes: la libertad, la justicia, la solidaridad. Hay que dar vuelta lo que se viene haciendo y procurar construir una interpretación, una identificación de instrumentos y recomendaciones políticas útiles a la verdad.
A continuación, un objetivo para el trabajo de aquellos economistas más interesados en ayudar a las necesidades populares que al rédito creciente de unos pocos.
La Economía Urbana propone arrancar desde el pie, sin perder de vista el continente nacional y global.

Se pueden diferenciar planos de diagnóstico, interpretación y política. Paralelamente, ámbitos y agentes.

DIAGNÓSTICO
Es el producto de la concurrencia de las disciplinas del conocimiento social a la comprensión geohistórica de una región. Incluye el entendimiento particular de las localizaciones en ese espacio.
Habrá inteligencia sociológica, histórica, geográfica, arquitectónica, económica, organizativa para entender el pasado y proyectar el futuro.

INTERPRETACIÓN
Debe recalcarse el afán de distinguir los cuadros de fuerzas que operan en cada circunstancia actual o precedente. Toda situación sociopolítica es razón de las fuerzas operantes, las cuales pueden darse en un mismo plano que la de los poderes constitucionales o por encima de ellos. Obran no sólo a nivel internacional sino también local.
Esto se ha expuesto claramente en los esquemas de dominación propios de F. Perroux, R. Prebisch, etc.

POLÍTICAS
Son las decisiones que procuran ajustar las condiciones geohistóricas a proyectos de progreso y reivindicación.
Se reconocen niveles urbanos, regionales, provinciales y nacionales (según el cuadro institucional típico).
Son resultado de la aplicación de criterios que obedecen a la composición de las fuerzas de poder características de cada área, como se planteó en Interpretación.

PROYECCIÓN
Las propuestas de teoría y política (económicas, sobre todo) carecen de respeto hacia la auténtica composición geohistórica de las naciones. Asumen espacios homogéneos, modelan uniformemente sin distinciones particulares y se lanzan a una macroeconomía que alimenta preocupaciones globales (inflación, consumo, etc.). Desprecian causas históricas y evaden consideraciones de desequilibrios del poder.
La Economía Urbana alienta volcarse a la base e ir desde los microespacios, recomendando un exhaustivo análisis de sus fuerzas determinantes. No nos referimos a la microeconomía de la unidad empresaria sino a los ámbitos de interrelación de productores, consumidores, representantes sectoriales y entes públicos.

ÁMBITOS
Considera la esfera de actividades privadas y públicas, las que pueden distinguirse en endógenas y exógenas.
Habrá desarrollos productivos y/o serviciales, en ambas esferas.
La endogeneidad se refiere a la entidad de fuentes propias en la producción o los servicios.
Cada región cuenta con sus ventajas comparativas, las cuales deberán enaltecerse en un programa nacional de reivindicaciones. Esos atributos se identifican con las dotaciones humanas y naturales del área.
Se requiere que se vote por un cuadro de objetivos, a propuesta de los entes políticos, al cual responderán las estrategias puntuales.

AGENTES
Son públicos, privados o mixtos. Se distinguen en propios o foráneos (éstos, cuando residen afuera del espacio de interés). Más que de individualidades corresponde pensar en agrupaciones de mayor o menor representatividad.
Cada región estará caracterizada por una matriz agencial determinada.
La Economía Urbana diferencia a los agentes en sus funciones. La mayoría absoluta corresponde a los consumidores. Todos lo somos, tarde o temprano. Del lado de la oferta o la producción están los empresarios, organizadores de la gestación de bienes físicos o de servicios. A ellos está dedicado abrumadoramente la teoría tradicional. Todo lo resuelve la oferta. La demanda responde según su capacidad de estar en el mercado, su solvencia.
Dentro de ese contexto conocido, las decisiones primordiales son ejecutadas por los oferentes.
Ese es el gran defecto. Si la economía está planteada como un necesario equilibrio entre oferta y demanda, modificado por efectos innovadores o destructivos, por qué se otorga a la demanda un papel tan residual, quieto.
La alternativa es activar la gestión de los demandantes a través de formas cooperativas, que tendrán entidad local y regional; que unificarán criterios de demanda y prestarán a los oferentes el balance imprescindible para reducir riesgos y costos e imprevisibilidades.
Por otra parte, ha sido vendiéndole al Estado (monopsonio, en este caso) como se consolidaron las grandes corporaciones internacionales. Es un ejemplo contundente de los beneficios sociales de cooperativizar el consumo.

MARCO PROPICIO
La democracia está trabada por el peso de instituciones corruptas. La monopolización dominante en el mundo concentró riquezas y poderes que desvirtuaron los caminos a la paz social.
Tenemos que volver a pensar qué será lo mejor.
La división de poderes que habría garantizado democracia es falsa. Porque el sistema presidencial es unitarista;
los gobernadores lo son también en sus espacios. Los congresos están ocupados por legisladores permanentes que niegan representatividad al sistema y anulan la potencialidad asambleística a las cámaras. La extensión en la función de los jueces tampoco garantiza justicia. Más bien, alienta prebendas.
Hay justos reclamos por la falta de legitimidad del sistema electoral (listas “sábana”, candidatos que no conoce el público, falta de exigencias de capacitación en funcionarios).
El aparato estatal ha crecido desmesuradamente y es desalentadora su voracidad fiscal. Todo el sistema confluye en beneficio de los más pudientes y en desprecio de la infancia y la ancianidad.

La propuesta de la Economía Urbana de partir de las bases tiene que ver con un cambio profundo en el esquema institucional. Habrá que encontrar los instrumentos más aptos para recuperar confianza pública. Construir la credibilidad desde abajo con genuinidad en los representantes y adecuados controles de gestión.
Casi nada.