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domingo, 20 de julio de 2008
Bahienses: basta de crecer
Se ha violado el corralito a las construcciones impuesto en el sector más dinámico de Bahía Blanca.
El Ejecutivo municipal trata de hacer saltar todos los fusibles que ayuden a atajar el camino hacia arriba. El primero en caer fue el arquitecto Soteras, que había asumido en febrero próximo pasado. Nada explica aún las violaciones entre diciembre 2007 (entrada en vigencia del parate) y el momento de la designación del citado. Referencias de amigos de Soteras dicen de alguien "cabrón, pero honesto". Quedó pegado.
Lo que fue silenciada es la vergüenza que significa que una ciudad de Occidente deba imponer un corralito al progreso. Todo, en razón de la incapacidad de los gobiernos municipales para plantear la infraestructura necesaria (cloacas, agua, obviamente)que apoyase el avance edilicio.
Desde 1975, Bahía Blanca es una de las muy pocas urbes que desarrolló un diagnóstico de situación y un esquema de recomendaciones políticas. Ese Plan fue revisado en los 80 y los 90. Estuvo a cargo del arquitecto Eduardo Sarrailh, ya fallecido. De muy poco ha servido ese esfuerzo y sus costos.
Es cierto que desde hace un cuarto de siglo se ha venido luchando desde el sillón de Bordeu por amenguar los efectos inflacionarios y no disminuir el plantel comunal. (En esto, los mayores éxitos, aún abusando de trabajo en negro y con vista gorda sindical).
Hoy, debiendo hacer frente a los acreedores vecinales (que están sosteniendo un presupuesto que se triplicó en cuatro años) la única señal es la vergüenza. No sigamos creciendo: no sabemos cómo, dirán las autoridades.