jueves, 6 de septiembre de 2007

El sueño cumplió 25


Hace justamente veinticinco años que empecé a militar en un partido.
Me tomo el derecho, dado el acontecer, de decir lo que siento.
Fue un momento de pasión y romance. Salíamos de la oscuridad y el terror. No alcanzaba con los Falcon verde que podían levantar a cualquiera. Encima se arriesgaba la guerra con Chile y con Inglaterra y los EEUU.
Fue la cumbre de un metapalos a una sociedad que se había animado a lucir tres Premios Nobel y a destacar artistas y científicos por todo el Mundo. Todo era excesivamente disciplinante: el colegio, como el servicio militar; la familia y la instrucción universitaria. También, el trabajo donde todo se ajustaba a cumplir y a bancarse la peor asfixia creativa. Sólo al final del proceso aparecieron luces de libertad, como Humor, Satiricón, Hortensia. Y varias piezas teatrales que se anteponían a las amenazas, en formas underground. Y perlas literarias y musicales, claro que sí.
Afloró el verticalismo peronista arrastrado por Herminio y Luder. Y el inolvidable RA, seduciendo mayorías con su lirismo y su coraje.
Las casas partidarias hervían, como nunca.
El 30 de Octubre del 83, Alfonsín iba a abrochar la historia más sorprendente e ilusoria.
El disfrute duró casi cuatro años. A esa altura, los dueños de la economía ya habían programado la caída del caudillo de Chascomús y su movida.
Llegó Menem prometiendo progresos y modernismo. Tuvo que bancarse dos “hiperinflaciones” hasta que aceptó sentar a Cavallo como ministro de economía. Pasó a reinar un plan de convertibilidad que nos obligó a seguir sin pausas el ritmo del avance norteamericano. Como eso era imposible, lo pagamos con endeudamiento gigante, destrucción de la industria y desposesión de los bienes públicos.
Después vino el embriague de la Alianza, el desconcierto social, la venida de Duhalde (que mandó el dólar a 3 por 1 para engrosar las reservas y saciar a los todopoderosos).
Reforzando la debacle, los usureros se quedaron con los medios de comunicación y se instalaron como agentes de intermediación entre la gente y el poder público. Vaciaron a los partidos y orientaron la opinión masiva en resguardo de sus pretensiones.
Un nuevo escenario sudamericano prohija líderes flamantes y va germinando una vida más democrática. Bajo esa configuración, los Kirchner (que accedierona la Rosada con el veinte por ciento de las preferencias del 2003) han forzado una situación nacional en la que se arriesga seriamente el futuro por entregar soberanía energética y por aumentar la debilidad democrática interna (por su frágil convicción democrática).
Este 2007 nos muestra desilusionados por la vida política, empobrecidos de estímulos creativos
y difícilmente asociables en otro proyecto reivindicador.
La esperanza dependerá de cuánto podrá remendarse esta orfandad civil. Se necesita una reforma constitucional en serio: hay que recomponer la estructura de los poderes legítimos (federalizando, convocando, comprometiendo). Habrá que recuperar la naturaleza asambleística de los congresos (cortando con mandatos perdurables, sin otro sentido que el de la posibilidad negociadora particular)
Y rehacer el judicial para su insoslayable autonomía.
Ya vamos a seguir con esto. Valga este balance a 25 años de un sueño.